El final de la tercera temporada de Mad Men es una de las piezas más hermosas que he visto en cine y video.

Mad Men es una serie atmosférica. Más allá de la trama hay todo un estilismo visual, una dirección de fotografía, de vestuario y de escenografía que te hace pensar que cada escena es la recreación de una foto de la época. La luz baja en los restaurantes, la luminosidad de las oficinas, esas escenas donde están bebiendo y todo se ve como a través de esa embriaguez, o fuman marihuana y las cosas se ralentizan… Pero al placer visual se le suma el placer de la narrativa. El último capítulo tiene una escena que me dio escalofríos, por su crudeza.

Ese diálogo entre Don Draper y Betty -esa discusión, más bien- fue como ver salir más de diez años de frustración y rencor. Don Draper, un hombre brutalmente sincero, por fin le dice a su trophy wife lo que debió decirle hace años. Porque -como lo dice ya en la cuarta temporada- el notar que en cuanto ella vio quién era realmente la hizo desenamorarse justifica esa bomba que él le arroja. Pego transcripción entera de esta parte tan hija de puta:

DON Who the hell is he?

BETTY Why do you care?

DON Because you’re good. And everyone else in the world is bad.

BETTY You’re drunk.

DON (cruel and mocking) You’re so hurt, so brave with your little white nose in the air. All along you’ve been building a life raft.

BETTY Get out.

DON You never forgave me.

BETTY Forgave what? That I’ve never been enough?

DON (shouting) You got everything you ever wanted, EVERYTHING. And you loved it. And now I’m not good enough for some spoiled mainline brat?

BETTY That’s right!

DON (his eyes wild) You won’t get a nickel. And I’ll take the kids – God knows they’ll be better off.

BETTY I’m going to Reno. And you’re going to consent and that’s the end of this. DON’T threaten me. I know all about you.

DON grabs her collar and pulls her so their faces are inches apart.

DON You’re a whore, you know that?

(OMG!! El rostro de Jon Hamm en ese momento; antes de eso había sido siempre un hombre como en eterna pose, siempre fumando o mirando furtivamente, pero en ese momento es el bastardo Dick Whitman y eso es POCAMADRE).

***

Los personajes son seres humanos curtidos. Don Draper es como personaje de Faulkner, no del sur pero del midwest, el hijo ilegítimo de una prostituta y de un campesino borracho. Un hombre verdadero, con debilidades y defectos de carácter, que quiere trabajar con sus manos, construir algo. Me fascina esa idea. El honor de un hombre que no se ha manchado las manos trabajando la tierra. Don Draper es un hombre chapado a la antigua: no concibe su valía en la sociedad si sólo ha trabajado con su intelecto, de ahí su necesidad de fundar su propia compañía y completar el círculo del, se lo han dicho tantas veces, self-made man. De la ignominia al éxito. De ver morir a su padre borracho en un establo por la patada de un caballo a sus excelentes modales y relaciones públicas.

O Joan Holloway, otro mujerón. La mirada que le dedica a su esposo cuando la obliga a cantar con el acordeón. Una posible humillación que ella, toda una mujer, convierte en un número seductor y elegante. Pero su mirada. Es la mujer que todo lo puede pero que ha sido golpeada innumerables veces por esa sociedad que aún concibe a la mujer como un objeto inmaculado que debe rendir. Y ella es el epítome de la eficiencia, del saber estar y el saber ser. Sabe darse a respetar estando con hombres pero aún ser coqueta, sabe de etiqueta y de lo dura y bastarda que es la vida.

Tal vez ya no hay personajes así, me pregunto si es la época que nos ha hecho unos pussies. La facilidad de las cosas. Que los hombres ya no sienten que tienen que labrar su propia tierra. En fin. Cuántos personajes tan grandiosos en Mad Men, del revolucionario Paul al comediante Roger al acabado Bert Cooper al refinado Lane Pryce a la talentosa Peggy. Ningún personaje es cliché, ni siquiera Betty, la mujer hermosa y tonta: las escenas donde está a punto de dar a luz, su cansancio de ser madre, joder, es etérea pero puedes entenderla, identificarte con ella.

Además, al empezar la cuarta temporada, como leí en otro texto, la década de los sesenta por fin empieza. Los Beatles, Kennedy muerto. La nueva Sterling Cooper Draper Pryce marca el comienzo de una nueva era en la publicidad. No más lugares comunes, no más clichés. No más “las mujeres sólo quieren casarse” y “este es un mercado de negros”. Lo que está haciendo Mad Men con la historia simplemente no tiene palabras para describirse.