Apenas vi Finding Forrester. Me gustaría tener un mentor.
Empecé a pensar una teoría sobre cómo asumirte escritor implica una salida del clóset (la salida del clóset del escritor). Hay una desnudez ahí. Una exposición de sueños muy caros e íntimos. Luego vi que el personaje de Sean Connery, además del hiper-obvio guiño a J.D. Salinger, está basado un poco en John Kennedy Toole, y leí sobre su vida, y la paranoia y la humillación a las que lo llevó el rechazo de su novela, y el posterior suicidio. El adolescente talentoso del Bronx que oculta su talento, además, lo oculta por un motivo. De nuevo, asumirte escritor es una declaración de principios. Y pensé en todos los escritores que conozco, que he tenido la suerte de conocer, y los que leo aunque no conozco, que escriben maravillosamente pero no se han asumido. Y es lo mismo que en la otra salida del clóset. Hay riesgos que es difícil correr. Pienso en algunos que incluso repiten que no son escritores, y en la negación se asumen. Pero nadie los apura. Escriben. Es lo importante. Aman escribir.
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Ayer también vimos Moonrise Kingdom (la rentamos en iTunes). Es preciosa, desde el principio; la paleta de colores es bellísima y todas las tomas son simétricas, y hay montajes hermosos (spoiler: cuando se leen sus cartas en voz alta y ves sus problemas y sus vidas tristes y la violencia en la que viven, y cómo se acompañan en esta adversidad). Pero no logré conectar del todo con ella. Me reí (Jason Schwartzman es casi siempre una versión de Jason Schwartzman, pero Jason es tan bello que es bello verlo donde sea) y me conmoví un par de veces (en esa escena), y es cierto que es la culminación de la estética de Wes Anderson… pero Rushmore sigue siendo mi favorita de él. Y es una película que no tiene estética, no al menos la estética planeada y meditada de The Royal Tenenbaums o de ésta, pero que tiene mucha fibra y sentimiento, y donde puedes palpar la tristeza de Bill Murray como algo crudo, sin filtro Instagram, pues.
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Ayer criticamos a Gus Van Sant pero luego me di cuenta que sí me gusta, o que me gustan muchas películas de él al menos. La última que había visto de él fue Paranoid Park y me pareció hermosa (es un problema no intentar escribir crítica objetiva cuando escribo de lo que me gusta y verme en dificultades porque lo que me parece bello, me parece bello, y no encuentro muchos sinónimos de esto). Claro: todas las historias que interpretan Crimen y castigo me van a gustar por ósmosis, pero aún así. Elephant también me gustó. Me gusta la forma en que retrata a los jóvenes. Esas tomas innecesarias -que tal vez no ayuden a que la trama avance- de conversaciones de adolescentes que no dicen nada, que sólo ensayan formas de convivencia social. El final de Finding Forrester no me gustó y hasta parece capítulo de caricatura un poco (Jamal está acusado de plagiar y William Forrester, el escritor famoso y recluido, llega a su escuela y lee una pieza del joven escritor, probando su talento). Además, no está bien que le aplaudan a un escritor. En la mañana vi un capítulo de Mad Men al azar, Waldorf Stories, que me pareció impresionante: la carrera de Peggy como un espejo de la de Don, y la importancia de tener más fracasos que éxitos, y tal vez de que nadie te aplauda durante un buen tiempo. Tal vez luego escriba algo estructurado de eso.
Ese primer párrafo… justo he pensado en ello estos días. El problema de asumirse escritor y como muchos prefieren asumirse otra cosa, incluso darle una especialidad al asunto (escribes crónica eres cronista, escribes reportajes eres reportero, escribes artículos eres articulista and so on)…
En eso no he pensado mucho, no tanto en la nomenclatura como en el deseo mismo, que es al que me refiero. Un deseo que muchos callan y temen desplegar. Hay muchas razones, algunas son románticas (esas me gustan mucho) y hay otras más tristes, como eso de la desnudez y la ‘salida al ruedo’. Pero en eso también tienes razón; hay oficios específicos que parecen ser más pragmáticos que el idealista escritor. Es un tema interesante.
Escritor es quien vive de la literatura, es decir, aquel que es un profesional de la escritura, del mismo modo que un pescador es un tipo que vive de la pesca mientras que el dominguero que pesca los fines de semana no lo es, por muy bien que lo haga y el amor que le dedique. Si nos ponemos un poco románticos, podemos decir que quizás pueda llamarse también escritor a aquel que ha hecho del escribir el centro de su existencia, su máxima ambición, dedicando su vida a ello, desplegando un mínimo de talento y desarrollando una disciplina de años en torno a esta actividad. Máxime si luego es validado por la historia (los clichés me vienen a la mente en tropel, citemos a Dickinson, Lautreamont y Toole para muestra).
Y ya que estamos, Gus Van Sant es uno de los mejores cineastas norteamericanos de los últimos veinte años; incluso cuando saca películas que no me gustan. Lo cual no sorprende, porque eso es precisamente lo que me gusta de él: que no filma para gustarle a nadie, más bien lo contrario, ver una película suya es ser pateado en los cojones repetidas veces, y eso no le gusta a nadie (esos diálogos que no van a ninguna parte, esa abulia, esos colores espantosos!). “Elefant” es el mejor ejemplo, su película más glamorosa, más eye-candy, más cool y Warholesca, pero en realidad es algo que está en todas sus obras. Creo que muy poca gente pudo retratar como él lo vacuo, superficial, y angustiante que puede ser el mundo en el que vivimos. Su homenaje a Kurt Cobain es un film construido enteramente sobre la anhedonia, algo dificilísimo de hacer e insoportable de observar .
¿Podrías dejar a un lado su fantochería porteña, camarada?
Ya en serio, luego platicaremos de eso. Porque en lo último no estoy de acuerdo.
Pero en Gus Van Sant sí. Otro en el que he estado pensando mucho últimamente, y que ya va a estrenar nueva, es Paul Thomas Anderson. Pero con esas credenciales la verdad hasta me da miedo. Aunque debo confesar que no he visto There will be blood, por una serie de razones estúpidas, pero sé de su importancia. Alguien cuyo gusto cinematográfico estimo, acabando de verla me dijo que se había ido a sus favoritas de toda la vida automáticamente, y ya sabes que han dicho que es de las GREATEST movies of all time. La estoy bajando y la veré esta noche y será revelador, espero.
Algunos nos asumimos como periodistas para no dar el siguiente paso. Tenemos una ocupación, vivimos de nuestras palabras. Pero las palabras cuentan las historias de otros.
Da miedo ese salto: es cómodo refugiarse en los demás. Pero creo que tenemos que hacerlo.
My two cents.
La razón por la que estudié periodismo es porque quería vivir de escribir, y escribir historias periodísticas me parecía lo más cercano a ‘vivir de escribir’.
Dices que es cómodo refugiarse en los demás, pero también creo que muchos aprendices de escritores deberían trabajar de periodistas en algún momento. Es cómo refugiarse en uno mismo también. El periodismo te quita el ego. Ésta no es tu historia. Esto no se trata de sí. Los protagonistas son otros. Como oficio, el periodismo es muy noble.