Anoche soñé que me moría. Entonces, en el funeral, estaba otra versión de mí, viva, que lloraba. Y otra versión, desdoblada, consolaba a la que lloraba. Y yo era todas a la vez. Me abrazaba: abrazaba a una Lilián que tenía el pelo sobre la cara, sintiendo mucha pena por ella.
Es casi casi que un sueño barato.
También, últimamente, sueño mucho con serpientes. Mi fobia. En uno de los sueños, mi hermano tan querido, mi hermano que se fija en las películas en qué minuto y en qué segundo sale una y luego me avisa, se divertía arrojándome una a la cara. Mi hermano que es tal vez el más sensible con mi fobia. En otro sueño caminaba a través de puentes de madera sobre el mar, y ellas brincaban del agua cada tanto. Pero no debía detenerme. Esta sensación es la que más temo: el día, que tal vez tenga que llegar, en el que me encuentre con una.
Sé lo que significan estos sueños.